domingo, 17 de noviembre de 2013

JUVENTUD, DIVINO TESORO.

“Esta juventud está malograda hasta el fondo del corazón. Los jóvenes son malhechores y ociosos. Ellos jamás serán como la juventud de antes. La juventud de hoy no será capaz de mantener nuestra cultura.”


Algunos de vosotros habréis asentido con la cabeza mientras leíais el párrafo anterior, sin saber que esta frase se encontró escrita en una vasija babilónica de unos 4000 años de antigüedad. Obviamente, muchos, conoceréis este hecho puesto que no descubro nada nuevo al usarlo y es habitual comenzar con este tipo de frases cuando uno habla de juventud para lograr la aprobación del foro y luego sorprender con el dato histórico que se ocultaba al presentar la cita. Objetivo cumplido: optimismo y ánimo, la juventud siempre ha sido así. ¡A otra cosa, mariposa!
Hace algún tiempo asistí a una conferencia que comenzaba con esta frase; por desgracia no recuerdo el nombre de la ponente, así que mis disculpas por no citarla; y me pareció muy interesante e inspiradora. Hoy, no estoy tan seguro de que el mensaje funcione de una forma tan directa. Últimamente creo que la juventud de hoy ni siquiera tiene las ganas de asumir el rol de “malhechora”. Conformismo y falta de pasión campan a sus anchas por los cerebros y las almas de esos jóvenes individuos embotados por el exceso de medios y la confusión de fines.
Cada día percibo más actos envueltos en esa ignorancia atrevida y autocomplaciente que lleva a nuestros jóvenes a afirmar sin saber, a corregir sin conocer, a hablar sin pensar y a comportarse de una manera prepotente tan ridícula como el tamaño de sus imprudencias.
Y una vez más, y como siempre, la culpa no es suya; la culpa es nuestra, de los mayores. Me decía el otro día un compañero, de manera exagerada: “Algunas familias los han criado durante años como champiñones; oscuridad y mierda. Ahora, ¿qué esperan?”. Y yo, voy más allá, incluyo en esa afirmación a algunos docentes.
Si todos, padres y docentes, nos diéramos cuenta de que en cada uno de nuestros jóvenes están depositadas nuestras esperanzas futuras, y se lo hiciéramos saber a ellos enérgicamente; a todos, a cada uno de ellos; las cosas cambiarían. Para ello son necesarias algunas cosas, pero todas sencillas; la primera es hacer lo que tanto les pedimos, prestar un poco de atención a nuestro entorno y la segunda, hablar con ellos y escucharles. Están tan acostumbrados a que no se les escuche que están empezando a olvidar hablar.
Autonomía, pasión y capacidad de expresión. Ayudémosles a ganar autonomía, mostrémosles el  camino de vivir la vida con pasión y dotémosles de las herramientas necesarias para ganar capacidad de expresión. Ingredientes cargados de sentido común pero tan poco frecuentes como el sentido del que están cargados.
Y entonces un alumno, 16 años, publica en un blog una entrevista perfecta y otra alumna, 14, me presenta una idea para un concurso de carteles que me emociona.
Apago la luz sin poder dejar de sonreír y duermo.


2 comentarios:

  1. Me alegra mucho esto fenómeno. Gracias por ese inciso, un abrazo.

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  2. Siempre se ha dicho que querer es poder. Yo añado, creer es necesario para poder.

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